miércoles, 15 de julio de 2009

Gramática del Noise

Abstracción y virtualidad: ¿Qué tan abstracto resulta hoy el cyberespacio? A fines de 1995, con el mito de origen del Net Art fraguado por Vuk Cosic, la ilegibilidad se hizo (nuevamente) presente: bajo la piel electrónica de nuestros programas de interacción masiva se develaba que todo era ruido (visual, incluso mental).

Un mail “leído” por el software incorrecto se convertía inmediatamente en la pérdida de toda certeza (la información como residuo). La virtualidad se definía como una abstracción apenas encubierta. La abstracción como una lectura radical. O mejor: la radicalización extrema de toda lectura.

Net Art: El Net Art no sólo nació dando cuenta de esa fragilidad, sino que la exploró y la multiplicó. Durante un tiempo, experiencias como Jodi.org o absurd.org nos proyectaron en la certeza (y a su vez en la confianza) de la descomposición del código. La abstracción (un nuevo capítulo de la abstracción) como la desarticulación progresiva de los lenguajes que nos conectaban con el mundo.

La desaparición y lo invisible: Winfried Hassler: “¿Cómo asumir las cosas –la sociedad, yo, el arte, la vida misma y la muerte- en este mundo que tiende a la desaparición del signo?”.

Jean Pol: “Si los hilos de la Aldea hoy son invisibles –por satelitales e inalámbricos-, el arte será doblemente invisible y silenciosa en esa red”. Uno y otro citados por Héctor Libertella en El árbol de Saussure. Una utopía.

Semiótica trash: Justo cuando el signo se convierte en puro desecho. El último de los paraísos de la anarquía epistemológica: los usos imaginarios de la información inservible.

Abstracción (1): El triunfo cultural de la abstracción es una consecuencia directa de una crisis generalizada en los sistemas de representación. El arte moderno (sus certezas ópticas, la organización de los sonidos que lo definen, sus construcciones narrativas) se edificó, puso de manifiesto y ahondó en los beneficios de esta crisis. Worringer trazó sus direcciones, Cirlot teorizó su universalidad y consecuencias históricas. Para Kandinsky sólo fue el espíritu detentando otras frecuencias.


Abstracción (2): Para los artistas del movimiento concreto, la abstracción no era sino el grado terminal de la representación, justo ahí donde ésta se comenzaba a suicidarse.

Noise (1): O el arte por la seducción del ruido. Quienes detestan al noise reclaman la urgencia de nuevos sistemas de representación. No es que la experiencia de los sentidos organizó al mundo, sino que la cultura del mundo dogmatizó nuestros sentidos. Dubuffet nos enseñó que la cultura protege restringiendo. El noise es la perfección de la barbarie: el conocimiento de la lengua por la ininteligibilidad. La utopía comunicacional de una lengua perfectamente inentendible.


Abstraer: Su etimología proviene del latín “abstrahere”, derivada de “trahere”, traer, e implica en todos los casos “separar mentalmente”. La fractura se produce justo ahí, donde la división divorcia por completo dos continentes: el hundimiento de la vieja Atlántida de nuestros sentidos.

Realidad, virtualidad y pornografía: Lo real, como la pornografía, rara vez se manifiesta en la abstracción. En Second Life no existen espejos: en ningún mundo virtual (o metaverso) los espejos funcionan: nada reflejan. Sin embargo, los mundos virtuales son el reino de la representación.




Si la pornografía no es más que representación ¿cuáles son sus límites en un metaverso, donde absolutamente todo es representación? ¿Acaso la pornografía no exige que todo sea “visualmente legible”?

Noise (2): Alan Courtis, maestro del noise, realizó todo un disco con una guitarra eléctrica sin cuerdas. Un instrumento descompuesto e inútil proporcionando un paisaje sonoro sin precedentes.


El Art Virus o arte practicado con virus informáticos no debería jamás consumirse (efectivizarse) en el gesto ofensivo (un software alterando otro software) sino, por el contrario, proyectarse en los elementos ya irreversiblemente alterados (como la guitarra sin cuerdas de Courtis).

Instrumento y resultado establecen otro pacto: una distancia en la que se encuentran más a gusto. Una lengua inesperada.

Borde: La abstracción, la virtualidad, el ruido (noise) y la basura (trash) no son sino, como la muerte, los bodes de la experiencia tal cual (aún) la concebimos.


Mona Lisa Overdrive: “En los últimos siete u ocho años han pasado cosas raras ahí afuera, en los circuitos salvajes de la consola… Tronos y dominios… Sí, hay cosas ahí afuera. Fantasmas, voces. ¿Por qué no? Los océanos tenían sirenas y todas esas mierdas y nosotros teníamos un mar de silicio ¿lo entendés?

El cyberespacio no es más que una alucinación confeccionada acorde a lo que todos hemos acordado tener, pero todo el que se conecta sabe, sabe jodidamente bien, que es un universo completo”. (William Gibson, 1998).