viernes, 21 de noviembre de 2008

Un streap-tease de 80 gigabytes

Acabo de contabilizar casi 600 carpetas en mi disco rígido.
593, para ser más exactos. Y atención que me refiero sólo a carpetas con información, digámoslo así, no de carácter operativo. Quiero decir: ninguna de esas carpetas contiene programas ni es parte de ningún código fuente específico. Se trata de carpetas y subcarpetas y subcarpetas de subcarpetas que guardan archivos de imagen, de texto, películas, MP3, libros en PDF, etc.

No puedo sino leer este orden (aunque en realidad son más de uno) como ensayos de clasificación y catalogación instantáneos de los modos en que pienso la vida. Hay carpetas que están ahí desde máquinas anteriores (sí, las vengo transportando y mudando como si fueran muebles). Otras, tienen menos de una semana.
Son enjambres, sí, pero de una estabilidad que, observándolas mejor, invariablemente me sorprenden.

¿Alguna vez te pusiste a analizar la forma, tu estilo de archivar los elementos que utilizás? Siempre son contextuales, obedecen a la cabeza que tenías en un momento determinado. Pero lo cierto es que hay ciertas rutas que seguís utilizando y otras que duraron muy poco. Y no me refiero precisamente a información perecedera, sino a aquellos archivos que no tienen fecha de partida.

Releo cada tanto Pensar / Clasificar, de Georges Perec. Sobre todo el capítulo-ensayo en el cual describe su mesa de trabajo. Los elementos que la componen. Los criterios de orden. Los órdenes propios que los demás observan como desórdenes.

A veces pienso el disco duro de mi máquina como si se tratara de un edificio. Si flipeo, como a una pequeña ciudad. Nunca me sucedió observarlo como a un escritorio. Está demasiado atestado. Es fácil darse cuenta que todas esas carpetas son un plano de mi cabeza. O de lo que transcurre en mi cabeza durante un tiempo determinado. No son más que archivos anfibios.

A ver. Está la carpeta madre, desde donde se ramifican todas las demás. El nombre que le puse es por demás elocuente: se llama Gabinete. Si hacemos click en el icono de acceso directo que lleva el mismo nombre llegamos a 23 subcarpetas. Esta es una ruta. Hay otra que lleva directamente a los programas. Cada una de ellas se subdivide en otras tantas. En todos los casos es información que fui generando durante poco más de un año.

¿Cuántos son los que tienen bien claros los criterios de orden que vamos tomando en nuestras formas de organizarnos? Hoy lo veo mejor. Son instalaciones. Sí. Instalaciones dentro de instalaciones. Como en aquella curaduría que Fernanda Laguna realizó para la Casa de la Cultura de la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires con el título de “Jardines de Mayo”. Instalaciones como si fueran paisajes. También podrían definirse como rompecabezas ideológicos.

¿Qué precio tiene esa información en ese orden? Me refiero al precio económico. Este mapa de carpetas y subcarpetas es ni más ni menos que mi autobiografía. Muy completa.

Un streap-tease de deseos y artículos de sobrevivencia.

Juguemos un rato. ¿Deberíamos inventar algún nuevo tipo de crítica genética? Pienso ahora: debería existir algún nuevo tipo de psicólogos que utilizaran las computadoras de sus pacientes como material de análisis. Imagino la escena: el paciente conectando su laptop a un cañón y el analista observando sus modos clasificatorios y analizando sus patologías y dificultades.

Tropos: cada psiquis como un mapa de carpetas y subcarpetas, un gran árbol de información y viceversa: cada disco duro como el soporte de una mente. Nuestras computadoras poseen información sobre nosotros que nos describen con una precisión envidiable. Son perfectas instalaciones de nuestros links con el mundo.

La diferencia es que un artista piensa su instalación como en un todo. Aunque al principio tenga una idea vaga de esa totalidad. A mi jamás se me ocurrió pensar mi disco rígido como una unidad, aunque de hecho lo es. Otra vez más veo árboles, pero me pierdo el bosque.

Cada carpeta es un paisaje de información y a su modo un viaje. Un trayecto ya a la vez una nave. Sería interesante desarrollar una semiótica de los discos rígidos. Una exploración de las construcciones de sentido que ellos permiten.

Hubo algún tiempo en que creímos que no era necesario almacenar, que para eso estaba la web. Sin embargo muy pronto aprendimos que los sites aparecen y desaparecen con mucha frecuencia y que hay mucha información de todo tipo que siempre es útil tener con nosotros.

Este año falleció un amigo mío músico y le dejó en legado su laptop a otro amigo en común, también músico, que me comentaba lo movilizador que sigue siendo abrir cada carpeta, ver sus contenidos y continuar observando todo desde su orden.

¿De quienes te gustaría tener la computadora? Mejor: el disco rígido de su computadora. ¿De Steve Jobs? ¿de Thomas Pynchon? ¿de David Bowie? ¿de Damien Hirst? ¿de los hermanos Wachowski? ¿de Wayne Coyne de Flaming Lips? ¿No te da intriga como tunean sus monitores? ¿qué iconos usan? ¿cómo titulan sus carpetas? Porque ya no se trata de un cuaderno de apuntes, sino del espectáculo privado de la arquitectura de sus vidas.

Clasificar
Sinónimos
verbo
1) archivar: archivar, catalogar, encasillar, contar, subordinar, numerar, especificar, fichar
2) ordenar: ordenar, arreglar, ajustar, componer, coordinar, organizar, sistematizar, simplificar
3) separar: separar, dividir, distribuir, asignar, atribuir, repartir
4) agrupar: agrupar, coleccionar, unificar, registrar, inscribir
Antónimos
verbo
desorganizar