Apuntes de software ritual y primitivismo web: más remixes de imaginación arcaica
“¡Bakunin derrotado por el fin de semana! Aún mejor: Bakunin-Ray Ban-Coca Cola. Todo es lo mismo. Por otra parte, en los recogedores de basura, en los basureros, donde todo acaba, también los muertos asesinados, ¿acaso no vuelve a ser todo lo mismo? Entropía de las entropías, el desorden general asimila y empareja todo ¡He ahí el verdadero igualitarismo! (Enrico Baj).
Ritos, ritos, ritos y más ritos en la era web.
La cultura de la red no hace más que reactualizar y deformar las siempre renovadas (y tan arcaicas) potencias del reencantamiento del mundo (Maffesoli dixit). La batalla de antiquísimos imaginarios en el paisaje de una infinita telaraña de información.
Nada más tribal que la sociedad de la información.
¿Cuál es el límite entre la tecnosis y la techgnosis?
Si los neoluditas tienen un rol en nuestra cultura, este será el de revisibilizar a las máquinas (sus novísimos daimones). O, con mayor precisión, denunciar las políticas de anexión de nuestras más triviales conductas a los protocolos maquínicos, en esa erótica que comparten con los geeks –su contracara absoluta-. Sí, sí: un neoludita es un geek al revés. Y viceversa. Una vez más, nos referimos a las guerras de la ergonomía.
Tal cual: deberíamos recaratular nuestras épocas de acuerdo a las ergonomías triunfantes. Aunque no es su fin, lo cierto es que las ergonomías invisibilizan a la máquina y sus efectos. La ergonomía rige las ecologías de la virtualidad.
Nada compromete más al cuerpo que la expansión de la virtualidad digital.
Comodidad e incomodidad de las máquinas. En esta línea se multiplican todos los eslogans de esta guerra.
Tecnosis: resistencia del cuerpo. (La virtualidad refuncionaliza al cuerpo).
Techgnosis: si los gnósticos creían que de todo laberinto se salía por arriba, los techgnósticos saben que no existe más que laberintos de información.
Política junk: Bakunin-Ray Ban-Coca Cola.
Entropía de las entropías.
Pero ¿acaso la web no comienza en tu cerebro?
¿En tus terminales nerviosas?
¿Acaso no la experimentás antes y después de la web?
La polución anida en tus sentidos.
¿Anarquía perceptiva?
¿O nueva redistribución de los estímulos e imaginarios?
“Gregory Bateson, partidario de una ecología de la mente, dice que toda la contaminación nace de la mente antes que de la chimenea de una fábrica.
Y es justo, yo voy incluso un poco más allá y digo que la contaminación nace de la imaginación. Y es la imaginación que hace a uno pensar en construir una fábrica, después entra la mente racional que la hace proyectar la fábrica, pero el primer momento, el primer input viene de la imaginación que provoca ideas e impulsos.” (Enrico Baj).
Los paisajes actuales irritan.
Ningún antídoto más efectivo que el elegante reclamo de los modos que se esfuman (loas a Sebald). ¿Realmente el pasado es más elegante, más sabio?
La guerra no se debate en los dominios de la tecnología, sino en los imaginarios que la resignifican.
¿Qué imaginarios transitan a Jennifer K. Dick?
“Jacques Sivan, Susan Howe, Anne-Marie Albiach, Mathias Goeritz, Ricardo Goncalves, Philadelpho Menezes, Maurice Roche, Clemente Padin, Franklin Capistrano et -bien sûr-Mallarmé!”
Sí, Mallarmé.
(“Un Dante de la Edad Industrial”, como afirmó Haroldo de Campos).
Un golpe de dados jamás abolirá el bazar. (Eric Raymond).
Una vez más, no se trata de una “nueva imaginación”.
Nadie más actual que Giambattista Vico.
El futuro sigue siendo Raymond Roussel.
Maffesoli, otra vez: “No es exactamente el retorno de las tribus tradicionales. Es la vuelta de la tribu, más Internet. Y esa sinergia entre lo arcaico y el desarrollo tecnológico es la gran marca de la posmodernidad y el lugar donde las tribus se expresan.
Llegué a esto analizando cómo las tribus musicales del sur de Francia se ponían en contacto con tribus que hacían la misma música en Budapest o Bratislava. Compartían el mismo gusto musical y gracias a Internet se contactaban. Nuestra marca de época es la tribu, lo arcaico, más el desarrollo de Internet.”
jueves, 25 de febrero de 2010
Orgía total
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rafael cippolini
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10:49:00 a. m.
Etiquetas: anfibiología, comunidades virtuales, cybergéneros, inconsciente informático, mitologías, rechequeando identidades, remixología, Software tribal, tecnofobia(s), tiempo virtual
sábado, 20 de febrero de 2010
Súper Porno
“En el futuro tus deseos serán virtuales” leemos en los minutos iniciales de X1 (al menos de su trailer), presentada como la primera película porno en 3D (sí, sí, aquel viejo sueño de Tinto Brass) que se estrenará oficialmente el 18 de marzo próximo.
¿Virtuales? ¿Qué quiere decir que un deseo es virtual? Por lo menos no parece serlo para el pastor ugandés que proyectó una película porno gay en un oficio religioso a modo de denuncia. “¡Esto es el pecado! ¡Esto es lo que sucederá delante de sus ojos si no se persigue a estos degenerados!” Toda esta semana centenares de blogs replicaron la noticia. Parece que para el pastor con el enunciado no bastaba, no era suficiente: las imágenes funcionaban (en su cabeza) como una prueba, como un documento.
Hasta no hace mucho, el porno era una industria con sus elementos (su orden de producción) perfectamente distribuidos: en los últimos años la ecuación se fue modificando radicalmente. No es que se haya virtualizado (o re-virtualizado), sino que el porno no sucede en el mismo sitio ni del mismo modo. ¿Qué sucede con algo tan central como el casting en una plataforma como CAM 4?
¿Qué sucede con el director? ¡Incluso con la programación! Rebobinemos ¿CAM 4 es porno?
Por lo pronto, disputa a los espectadores-porno. ¿O acaso el motor del porno no radica en el deseo de los espectadores?
Por otra parte ¿qué sucede con el tiempo? Las imágenes del porno siempre funcionaban en un relato pretérito (una serie de escenas de sexo ya filmadas). Pero CAM 4 es ¡en tiempo real! Espectador y espectado experimentan un mismo momento ¿en lugares distintos?
Veamos. Existen análisis (fuimos recolectando varios el los últimos días) que afirman que Second Life se transformó definitivamente por su megaoferta sexual. La gran red social 3D se transformó, para muchos, en el gran juego de sexo virtual. Leemos:
“La industria del porno fue, precisamente, parte de la causa del progresivo deterioro del proyecto. En un mundo virtual donde se podía montar un espectáculo abiertamente explícito casi en plena calle y dónde las ofertas de dudosa catadura convivían con las serias, las empresas preocupadas por su imagen comenzaron a cerrar sus sedes online. En 2008, Linden cambió de manos y el nuevo presidente de la compañía, Marc Kingdon, decidió llevar todos los negocios con contenido para adultos a un nuevo continente llamado Zindra, cuyo acceso está prohibido a los menores de 18 años.”
Quizás el pastor ugandés tuviera razón en este sentido: el porno ya no permanece en el mismo sitio ¿o somos nosotros los que ya no pertenecemos del mismo modo a un lugar específico? Me escribe Napoleón B. :
“Cuando tu novia, amante o amiga vive en otro continente, a miles y miles de kilómetros, y sin embargo está a tu lado en el metaverso, cuando tenemos sexo por medio de nuestros avatares mientras nuestros cuerpos se encuentran tan lejos ¿es el deseo el que se virtualiza o solamente el contexto el que ya no nos interpela del mismo modo?”.
Si el espacio público puede ser intervenido pornográficamente por un hacker (cuando, hace muy poco, se produjo en Moscú ese fabuloso atasco debido a la repentina proyección de escenas porno en una pantalla publicitaria no fueron pocos los que hablaron de porno público), también la intimidad hace mucho que está distribuida de otro modo.
Si CAM 4 es una plataforma de canales públicos, en Chile, el ahora célebre Sandro montó su pyme con un equipo casero y en su propio living. Ponelo.cl es un portal de negocios que, como venimos viendo y como tantos otros, afecta radicalmente las estéticas y los alcances de lo que entendemos por porno.
¿Acaso Bruna Surfistinha no se convirtió en un best seller de la era 2.0? Hoy día, entender la cambiante lógica de las redes –no sólo la dinámica de la web, sino más bien los efectos unplugged de esta dinámica- es un objeto cultural capital. Parece increíble, pero aún existen quienes se siguen resistiendo a aceptar que pasamos una increíble cantidad de horas de nuestras vidas interactuando por medio de la web.
¿O acaso que un chef con Anthony Bourdain promocione sus “comidas porno” no es un síntoma de lo que sugiero? El dúo italiano Il Genio lo expresó del modo más directo que conocemos: lo nuestro (lo de todos) no es más que Pop Porno.
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rafael cippolini
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10:04:00 a. m.
Etiquetas: anfibiología, intimidad informática, Paisaje e Ideología, Second Life, Serie Pornográfica, Software tribal, sujeto pop
lunes, 15 de febrero de 2010
War Muses
El espectáculo afecta a tus sentidos (que son su alimento).
Canibaliza tu memoria. Establece todo tipo de vínculos y analogías. 
Y cada vez más nos preguntamos ¿dónde sucede? ¿cuáles son sus límites? ¿cuál es su cuota de ficción?
Hace poco menos de treinta años Ithiel de Sola Pool diagnosticó un futuro de convergencias mediáticas: “Un proceso llamado “convergencia de modos” está difuminando las líneas entre los medios, incluso entre las comunicaciones entre dos puntos, como el correo, el teléfono y el telégrafo, y las comunicaciones de masas, como la prensa, la radio y la televisión. Un solo medio físico (ya se trate de cables o de ondas) puede transmitir servicios que en el pasado se proveían por caminos separados. Inversamente, un servicio provisto en el pasado por un medio determinado (ya sea la radio, la televisión, la prensa o la telefonía) hoy puede ofrecerse por varios medios físicos diferentes. 
Por consiguiente, se está erosionando la relación de uno a uno que solía existir entre un medio y su uso”.
Durante mucho tiempo supimos dónde se desarrollaba el espectáculo ¿y ahora? En una época en la cuales los medios se multiplican ¿en qué sitio suceden los acontecimientos? Eco lo sabe: los soportes, más que almacenar información, la difunden cada vez más rápido. ¿Qué característica única guardan para sí las prácticas artísticas en tiempos de Cultura_RAM (Brea dixit)?
En los sesentas, Oscar Masotta declamaba la superación del pop citando a El Lissitzky y un “adelgazamiento tecnológico” de la materia. “Hoy los consumidores son todo el mundo, las masas –comenzaba la cita- “[y] la desmaterialización es la característica de la época.” Así el telégrafo había “adelgazado” la materia del correo postal, así la radio alivianó al telégrafo, etc. Concluyendo: “perezosas masas de materia son reemplazadas por energía liberada”.
Masotta sugiere que las prácticas artísticas más innovadoras surgieron de esta pérdida de peso.
Para muchos ya, con un iPhone, el antiguo espacio del museo está en cualquier parte; o mejor: en tu bolsillo.
Si la cultura web es pop, nada existe fuera del pop.
No existe ningún después del pop.
¿Escuchaste hablar o leíste sobre la “música reactiva” (reactive music) desarrollada por RjDj? ¿Estamos en condiciones de programar nuestras sensaciones? ¿Seguiremos llamando a estos gadgets drogas digitales? ¿Realmente el software es el futuro de los estupefacientes?
¿Acaso no se difunden cada vez más las drogas para avatares?
¿Cuánto falta para que proyectos como Sonic City realmente exploten? 
Ya sabemos: no existe nada por fuera del espectáculo (Jean Duvignaud entendió lo que Debord aplazó: sólo existen espectáculos en guerra). El afuera es un recurso más, como cualquier otro. Ni más ni menos que un concepto.
También sabemos que la virtualidad (digital) no es lo OTRO de la materia, sino una de sus instancias, la que nosotros aún percibimos como de las más sutiles. Toda materia se nos presenta imbricada de virtualidad. Las prácticas artísticas viven este reacomodamiento: lo unplugged tampoco es lo que era.
No existe aún ningún después de lo digital porque su virtualidad es parte fundante de nuestra materia.
Y lo será aún cuando todas las máquinas fallen. 
Acaba de estrenarse Buzz. Las redes sociales batallan entre sí ¿qué clase de espectáculo realizan los artistas en tiempos donde las reglas del espectáculo lo implican absolutamente todo?
Sigo leyendo el precioso libro de Jean-Luc Nancy sobre Las Musas.
“Según confiesan los propios fisiólogos, toda partición es insatisfactoria y exige el recurso a una noción de “integración sensorial”. Siempre aparece, por consiguiente, un momento en que la unidad sensual debe restablecerse contra la abstracción sensorial. A esto podrían responder, en apariencia, la unidad sinestética o las “correspondencias” (Baudelaire, Verlaine, Debussy, entre otros), precisamente reivindicadas en una correlación histórica evidente con la posición del “arte” en singular, (…) así como con la postulación del “arte total”.
LDF: "Ahora bien, el pensamiento de Nancy es una filosofía del cuerpo; la publicación de Corpus (1992) lo situó en un territorio clave para la concepción de una corporalidad densa y compleja, que no cae ni en las divisiones dicotómicas evidentes ni en exaltación intervencionista del cuerpo prefabricado (de las modelos a los bodybuilders) que aparece en algunos pensadores posmodernos como Jean Baudrillard o Gilles Lipovetsky. El cuerpo de Nancy se define por una dinámica del “entre“, por una materialidad plástica; Él mismo lo dice: “Un cuerpo es por lo tanto una tensión. Y el origen griego de la palabra es “tonos”, el tono. Un cuerpo es un tono. Ser un cuerpo es ser un cierto tono, cierta tensión. El alma es un nombre para la experiencia que el cuerpo es”. Por lo tanto, esta caracterización táctil que hace Derrida de la filosofía de Nancy resulta ontológica."
¿Acaso no vivimos en una época de nuevas correspondencias?
Es evidente: hasta las musas convergen.
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rafael cippolini
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9:43:00 a. m.
Etiquetas: anfibiología, desarticulabilidad, Descontextos, estética(s) del sentido, intimidad informática, miradas, Paisaje e Ideología, régimenes de ficción, Software tribal, sujeto pop
martes, 9 de febrero de 2010
Future Fashion Now
La escena es absolutamente lisérgica (tanto como podría serlo un animé facturado por Nickelodeon): es una historia de amor, pero también una estudiantina, que a su vez es una obra de arte, tanto como una publicidad y un bastión fashion
¿acaso el pop del siglo XXI no lo es todo simultáneamente?
Las próximas generaciones no admitirán las diferencias.
¿Acaso ese cybercupido descendiente de Pokemón -y por lo tanto de los tamagoshi- no pertenece ya a una tradición que remixa decenas de referencias culturales en unos pocos minutos?
El sincretismo es feroz.
Superflat First Love (video al que me refiero, y que les recomiendo ver haciendo clic acá) es una obra por encargo que el mega-star Takashi Murakami realizó para Luis Vuitton. La lengua de Murakami ya no es (exactamente) el animé, sino algo que va un poco más allá (y más acá): él sabe que nuestro inconsciente imita al animé.
Hace mucho que vengo insistiendo con la necesidad de estudiar minuciosamente las múltiples mutaciones estéticas de la ciencia ficción para poder abordar una antropología de la web.
Los imaginarios que delinean la red de redes no conocen otro origen (¿acaso los paraísos artificiales de la psicodelia no son el reverso de la ciencia ficción?). Por supuesto, lo que entendemos por ciencia ficción se viene transformando tanto, que quienes se formaron con la ciencia ficción clásica, como Pablo Capanna, ya no la reconocen en ella.
Sin embargo, la ciencia ficción no sólo es una ficcionalización de los imaginarios de la ciencia, sino también un fashion de la ciencia. Recomiendo y mucho leer este artículo de un blog que sigo, el de Proyecto Líquido, que describe el momento en el cual De la Tierra a la Luna de Jules Verne dispara un quizá inesperado nuevo mundo: la ciencia ficción de indumentaria.
Es precisamente este artículo el que cita un momento clave en el desarrollo en cuestión: cuando el imprescindible Gilbert Rohde, convocado por la revista Vogue estadounidense en 1939, propone su Future Man (ver foto). Una producción impecable: el futuro de la moda.
¿Acaso el fashion de Barbarella – no sólo el de la película de Roger Vadim, estrenado en 1968 (año de expansión psicodélica si los hay) sino también el del cómic de Jean Claude Forest creado seis años antes, no traza ya las coordenadas para el encuentro definitivo de todos estos intereses que aún seguimos observando, en cierto modo, como diversos? Pop en estado puro.
Muchos pueden recordar a Rohde como un clásico del modernismo, pero lo cierto es que ayudó a proyectar un fashion de la ciencia ficción que todavía sigue su curso. Así como la ciencia ficción diseñó su historia antes de que existiera el término (el año pasado falleció su creador, Forrest Ackerman, aunque el género como tal ya existía, con su fisonomía autónoma, desde 1927 por obra y gracia de Hugo Gernsback, creador de Amazing Stories) de modo similar desde Rohde pudo leerse a una película como Metrópolis (1926) de Fritz Lang, como una avanzada del fashion.
No son pocos los cruces, todo ya estaba ahí. Como vimos; Metrópolis se adelanta sólo un año a la revista de Gernsback, en la que comenzó a publicarse otro clásico de clásicos, Buck Rogers (una historieta, como la posterior Flash Gordon, en donde los vestuarios eran una parte clave de su atractivo). ¿Cómo el mismísimo Osamu Tezuka, padre del animé y entre tantas otras maravillas, de Astroboy, no iba a ser fan declarado de la película de Lang, de la que haría una versión libre estrenada postmortem, en el 2001?
Más pop en estado puro.
Ahora bien ¿puede verse Superflat First Love como una historia de ciencia ficción? Como Pablo Capanna me pregunto ¿es ciencia ficción tanta narrativa contemporánea heredera de los relatos de William Gibson, Bruce Sterling o Neal Stephenson y que se promociona como tal? 
Seguramente poco guardan de los modelos originales, pero es difícil argumentar que no son consecuencia de la misma corriente.
Un río que desbordó tanto que ya nos cuesta reconocer las orillas.
Hernán Ortiz: “Gracias al programa espacial norteamericano, la tecnología y la moda se fusionaron para desarrollar el traje espacial. 
La tarea de los diseñadores fue predecir cómo las superficies de la tela, capas, forros, metales y plásticos reaccionarían en el espacio exterior, teniendo en cuenta los cambios en la masa corporal (que requerían el ajuste automático de las telas) y los problemas de confort, bienestar físico y movilidad. A medida que se hacían más sofisticados, los trajes espaciales, al igual que el diseño de Rohde, regulaban la temperatura corporal, y estaban equipados con transmisores para enviar información sobre los signos vitales del astronauta. (…)
Yves Saint Laurent, André Courrèges, Pierre Cardin y Paco Rabanne fueron pioneros del aspecto de la “era espacial”. Esto les permitió expresar una imagen ultra-moderna y progresiva del futuro muy acorde con la cultura joven y callejera de los 60s. Paco Rabanne, arquitecto apodado por Coco Chanel como “el metalúrgico”, era reconocido por utilizar materiales experimentales y alternativos. (…) Recientemente, en el libro Tomorrow Now: When design meets science ficción (Mudam, 2008), Paco Rabanne dijo que no se considera futurista y que: “una moda de ciencia ficción tendría que estar hecha de tecnología imaginaria que no existe”.
Chrismas on Mars.
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rafael cippolini
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8:58:00 a. m.
Etiquetas: aliens terráqueos, anfibiología, cybergéneros, diseño, miradas, Paisaje e Ideología, régimenes de ficción, sujeto pop
jueves, 4 de febrero de 2010
Urbantrash
Para sobrevivir en una ciudad es prioritario aprender a interactuar con sus estéticas. Como en cualquier entorno: nativos o recienllegados, formamos parte del decorado.
Tu propia estética debe ingeniárselas para dialogar con estas otras formas y de ese diálogo depende en gran parte tu suerte.
El punk puede ser un útil esperanto urbano. Por supuesto no me refiero a la arqueología de Seditionaries, al diseño british confinado a las derivaciones del fashion McLaren / Westwood (ya el colmo del clasicismo vintage). Sino a los reflujos de esos hábitats por completo contaminados, decisivamente trash, que Thimoty Findlen y Abby Banks rescataron para su Punk House: Interiors in Anarchy (2007). No es casual que el volumen esté prologado por Thurston Moore. Podría haberlo sido también por Beck.
El punk ya no como un estilo sino como un virus trash que corroe otros estilos. Jack White en It Might Get Loud enseñándole a su pequeño alter ego a discutir con su instrumento. 
En un posteo reciente del Cippodromon señalé las impostergables similitudes entre las estéticas de IRM (Charlotte Gainsbourg + Beck) y Frank Vega. En ambos casos se trata de una exploración por el glamour de lo bajo. Si existe un lenguaje globalizado, sin dudas es éste.
Si necesitamos redefinir al punk es porque el punk lo redefine todo.
Todo el tiempo.
Cada punto del planeta tiene su restaurante símil Andrés Carne de Res (Bogotá). ¿La mutación trash del Fogón de los Arrieros chaqueño?
Horror Vacui: absoluta acumulación. Al fin de cuentas, todo es información.
Las ciudades distópicas que tanto proliferan en los metaversos (ciudades en código fuente) no son más que variaciones sobre lo que señalo. ¿Punkitecturas virtuales? En su inmediatez, algo permanece fuera de registro. Si nos divierten los registros de un proyecto-en-blog como Buenos Aires Deforme es porque nos reconocemos en la cotidianeidad de sus anomalías urbanas. 
No son sino fragmentos de nuestros diálogos.
Una estética es una forma de digerir, de procesar, de asimilar y a la vez intervenir un entorno. Más que formas de vida, son formas para la vida, entendiendo la vida como el aprendizaje a partir de los sentidos, de los estímulos. Cada vez existen menos diferencias entre los conceptos de ecología y estética. Cuando Severo Sarduy se internaba en sus ensayos sobre el barroco, sabía que lo que entendíamos como mimetismo estaba cambiando. Sin dudas, los objetos están en guerra.
Como en cualquier instalación.
Como en cualquier discusión arquitectónica.
Sarduy: “Vaciada de sus puntos de referencia naturales, de una topología en ángulo recto que trazaba su linealidad sobre o a partir de ríos, murallas o ruinas, rampas, fosos, que se desplegaba a partir de la plaza central o de la catedral 
–juzgada entonces, también, la prioridad de la cátedra-, abierta, como la poesía a un espacio cada vez más metafórico, más reticente a la inocencia del lenguaje “natural”,
la ciudad va a tratar de imaginarse a sí misma en tanto que lugar humano, va a instaurar en su cuerpo recorridos fáciles, orientados, va a tratar de ser, a pesar de todo, legible.
En esa búsqueda de lo legible urbano, en ese espacio de ruptura, hipertrofiado por la revolución industrial, vivimos aún. (…) Esta urgencia por crear un código paralelo, reductor y legible, que nos permita el acceso y la orientación en un espacio que ya no contiene ningún índice, extensión sin marcas que esconde sus posibles trayectos como enigmas, fundamenta aún nuestra práctica de la ciudad”. 
Ilegibilidad, saturación de signos. Distorsiones totales.
Ahí donde Marc Augé prestaba atención a un diseño claro, a un muzak para aeropuertos (la transparencia semántica del no-lugar), nosotros observamos la reverberancia de un noise que lo atraviesa todo, que es acumulativo, que es tóxico. City Noise: Los no-lugares más sobreextendidos son las partituras-graffiti que remozan los mismos signos por todo el planeta.
Jeroglíficos que multiplican las inminentes Piedras Rosetas del punk.
Semántica del desecho: ¿conocen la historia de Zabbaleen, en las afueras de El Cairo? No es el futuro: es el presente.
Augé: "En todas las casas, incluso en las regiones muy pobres, hay un televisor, no en todas una computadora pero sí un televisor. De modo que el centro de la casa es al mismo tiempo el lugar de la relación con el exterior, es como si el individuo quedara descentrado en la relación consigo mismo. Existe a través de las imágenes y establece relaciones de tipo ilusorio con el resto del mundo. De modo que sí, se podría hablar de un tipo de no-lugarización de la casa misma. Una de las cosas que me ha llamado la atención al visitar algunas ciudades de América del Sur, de Venezuela y Colombia, fue haber encontrado alrededor de las grandes ciudades barrios habitados por campesinos, gente de origen indígena que escasamente hablaba el español y que vivía en una gran miseria, pero con un televisor encendido. Evidentemente no entendían literalmente todo lo que veían, pero el aparato sonaba y disparaba imágenes."
Publicado por
rafael cippolini
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5:25:00 a. m.
Etiquetas: anfibiología, ciudades, comunidades virtuales, cultura rock, entrevistas, inconsciente informático, mitologías, Paisaje e Ideología, Punkitectura
