miércoles, 8 de octubre de 2008

Animal de software (v.1)

Más fábulas del Tamagotchi Planet

¿Y si absolutamente todos los tamagotchis resucitan masivamente? ¿Pueden imaginarse eso?

Tremenda pesadilla. Durante bastante tiempo los creímos desactivados, pero repentinamente vuelven. Como si fueran zombis digitales cuya función todavía desconocemos. Una vez librados de su formateo de eternas mascotas, sus enigmáticos objetivos se nos antojan escalofriantes.
En fin: esta noticia environment no es más que otra ficción del nuevo mercado de fábulas.

Sí: los mercados de fábulas son antiquísimos. Crecimos con ellos y ya no son sino relatos de nuestro inconsciente más profundo.

Según leímos siempre, estas copiosas narraciones de tono ejemplificativo, en sus orígenes, eran producto de esclavos educadores: estrategias pedagógicas de la moral pagana. Con el tiempo evolucionaron al rango de clásicos y nos dejaron muchos autores inoxidables (Esopo, Babrio y Fedro, por sólo citar grandes hitos, dan cuenta de lo que escribo).

En Oriente sucedía otro tanto. Pero los tiempos mutan y hoy las fábulas, diversamente, están en manos de programadores. Estos son los relatos con los que crecen las generaciones más recientes.
Los tamagotchi, así como los pokemones, son fábulas-juego que nacieron del software y que se expanden indefinidamente: relatos con un fin preciso que utilizan animales inventados para sus propósitos.

¿Acaso el ciclón de la posmodernidad acabó con estos relatos remotos?
Más bien todo lo contrario: los remixó una y otra vez, remix de un remix de otro remix de otro remix, ya que no sólo vivimos en la era de la utopía de la copia (Mercedes Bunz dixit; en otro posteo me referiré a las auras árticas, el acelerado devenir de las auras frías) sino que la ininterrumpida recontextualización por los remixes fueron multiplicando y enrareciendo todos los orígenes.

Las fábulas jamás fueron pasivas, pero desde hace mucho que las usamos de otra forma: poseen controles. Sin embargo su morfología es la misma. No se trata sólo de animales humanizados, bestias antropomorfas, sino también de su espejo invertido: de humanos animalizados. Sí, sí: como quería Darwin, pero exactamente al revés.

Camille Paglia lo advierte una y otra vez: la cultura es el laboratorio por el cual algunos animales (nosotros) se convierten en seres humanos. Exactamente en este punto intervienen las fábulas. Podríamos decir que descomponen este paso cultural y lo utilizan a su antojo. Las fábulas imprimen ese limbo donde los humanos inmediatamente pueden dejar de serlo. Y los animales se humanizan por arte de magia. Acabo de decirlo: toda fábula es darwinista, y nos advierte de la eterna fragilidad de esta frontera.

Ahora bien ¿por qué mutamos? ¿de qué forma? Esta ha sido una preocupación central, desde mucho antes de los tiempos de Ovidio (43 a.C, 17 d.C). Ansiedad que jamás ha flaqueado: revisemos este posteo, nuevamente (hagamos click acá). Así como existen muchos usuarios que se internan en Second Life para estar solos en el desierto, o para experimentar convivir en nuevas y reducidas tribus virtuales, también los hay (y son miles) los que ingresan al programa para encontrarse con su devenir animal. Avatares ya no humanos que se pasean por paisajes donde los demás usuarios tampoco se ciñen a las formas humanas.

Días atrás, en el Tour Tribal, fuimos acompañados durante un buen rato por un avatar-araña-gigante.

Anne Sauvagnargues subraya la dirección desde las teorías deleuzianas, insistiendo en una línea que comienza en el gesto artístico: “(…) Con este nuevo agenciamiento de la obra iniciado al producirse el encuentro con Guattari, se pasa del retrato del artista en tanto marginal (márgenes sexuales, psíquicos) al retrato del artista en tanto animal, que implica una desterritorialización de lo humano, del mismo modo en que lo anómalo implicaba una nueva teoría de la singularidad, por los bordes, por variación anómala. Empero, no por ello se trata de semejarse al animal, sino de pensar al animal como un devenir anómalo del humano. Deleuze: “Quién no ha conocido la violencia de estas secuencias animales que lo arrancan de la humanidad aunque sólo sea un instante, y le hacen rascar su pan como un roedor o le dan los ojos amarillos de un felino”.

Mutación desde un programa: vidas electrónicas, pero también vidas anfibias, y por sobre todo, mitologías en expansión. Fabulas de bolsillo: al fin de cuenta, leemos que la denominación pokemón “proviene de la escritura con letras europeas de las japonesas: "ポケモン", que son una abreviatura de Poketto Monsutaa (escrito en katakana como ポケットモンスター), que a su vez proviene del inglés Pocket Monsters, que quiere decir "monstruos de bolsillo".

Addenda: En el posteo anterior anuncié que hoy postearía un texto titulado “Te fuiste para arriba al revés”. Bueno, no se trata más que de un enroque: éste título será el del posteo del próximo domingo 12.