sábado, 20 de marzo de 2010

Mush Up Zombie

Los zombies están devorándose la historia (sus estéticas y conflictos). Pero ¿quiénes son los zombies? ¿Por qué sucede esto?

Anteanoche Delius escuchaba, como de costumbre, su programa de radio de cabecera, Alegría Sueca (radio por Internet). Especialmente su extenso reporte sobre la tan comentada novela de Seth Grahame-Smith, Orgullo y Prejuicio y Zombies (la versión de la celebrísima novela de Jane Austen pero esta vez con muertos vivos). Estábamos al tanto. Hace muy poco, Bompland Karenin dejó un comentario en este blog a propósito de esta producción. Pero no estábamos enterados sobre la versión de una película que parece que está en marcha (producida y actuada por la perseverante Natalie Portman).

Me gustan las revisiones, los puntos de vista anormales sobre un conflicto que ya se volvió tradicional, pieza clave en nuestros imaginarios. Ahora bien ¿esta anormalidad no es también parte de un sobreextendido clasicismo?

Si de escorzos y cosmovisiones vibrantes se trata, voces narrativas tan dispares como las de Faulkner (El sonido y la furia) y Reinaldo Arenas (Celestino antes que el alba) nos enseñaron que el mundo puede ser extremadamente extraño, depende de cuáles ojos lo examinan.
¡Desconfiemos siempre de los puntos de vista que nos resultan demasiado naturales y cercanos!

La reescritura (sobreimprimir una voz a otra) invariablemente nos descubre las diferencias. Cuanto más estridentes, más molesto y necesario es el efecto. Las estrategias del porno están ahí para demostrarlo (la más contemporánea de las reencarnaciones de la sátira). El porno se monta (perdón por la facilidad de esta figura) sobre todo éxito para, literalmente, enseñar las mecánicas ridículas de su desnudez. ¿Y no es también una de las premisas de una buena corriente del hip-hop? Esta semana estuve escuchando mucho una de las últimas ediciones de Blue Note. Tal cual: Jazzmatazz (hosted by Guru).

¿Acaso el mush-up no es primo hermano de la mirada gélida de la sátira?
El género derivado de Silenos, mentor del afamado Dionisios.

¿Reencarnación de los antiguos sátiros en la putrefacta piel de los zombies?
¿Cuál es la sorpresa? ¿Acaso los sátiros y zombies no estuvieron eternamente obsesionados con la carne fresca?
El otro lado de la muerte.
También existe la opción zombi”, señaló Delius.
Hablé del porno ¿acaso la primera película de sexo explícito de la historia –ese mito situado en las riveras de la ciudad de Quilmes- no se tituló, precisamente, El Satario?

Satirización de los zombies, zombificación de los sátiros: como bien se dijo en el programa Alegría Sueca, sólo es necesario poner una letra Y, crear el nexo y los imaginarios que podrían parecer distantes comienzan a diseminar sus vasos comunicantes.

Pero ¿los imaginarios no se superponen siempre? Ya sabemos, los géneros actúan como cualquier ecosistema (se devoran unos a otros). Los géneros, al fin de cuentas, no son más que estéticas recodificadas.
¿Habrá que pagar derechos?

No tuve oportunidad de ver aún la versión de Alice in Wonderland de Tim Burton, pero ya estoy al tanto (el reportaje de la última edición de la Rolling Stone argentina, sin ir más lejos, le dedica un extenso margen a la cuestión) que precisamente se trata de una versión (es decir, otra versión). El título homónimo confunde, pero no estamos frente a una adaptación del relato de Lewis Carroll sino ante una fanfiction. Ni más ni menos que una nueva aventura de Alicia, en la mejor tradición pop ¿no nos alcanza con I’m the Walrus de Lennon o Canción de Alicia en el País del regresado Charly García?

Dije Mush up. Como los mitos, son propiedad de la humanidad.
Reutilizarlos implica volver a narrarlos. Incluso en lo que no sabemos de ellos.
Como lo hizo Marcelo Eckhardt, que buceó en lo que le sucedió a Silvio Astier después del Juguete Rabioso.

Hace ya tiempo que estoy compilado escenas ajenas en Second Life, utilizando el fabuloso visor Emerald. Con él nos convertimos en aún más esmerados espectadores: podemos seguir pequeñas historias al modo de películas involuntarias en tiempo real. Por ejemplo, días atrás exploré una ciudad de inspiración Blade Runner (de hecho así está señalada en el buscador). Blade Runner: Philip Dick y también William Burroughs (otro mix). Me colgué viendo trabajar a dos personajes –parecían una pareja- que indudablemente exhibían un look sutilmente steampunk.
Ninguna mejor fanfiction que los universos paralelos. Podríamos narrar, retrospectiva y prospectivamente, a la ciudad de Blade Runner como una evolución de las ciudades steampunk.

¿No es lo que hizo el siempre inspirado Lorenzo García Vega con el concepto macedoniano de novela mala en su Devastación del Hotel San Luis? ¿No es lo que hicieron Arturo Carrera y Teresa Arijón con esa exquisitez denominada Teoría del Cielo hace casi vente años?