martes, 9 de marzo de 2010

Realidad Desbordada

¿Afuera?
No existe ni siquiera un adentro
.

En la historia cultural de la virtualidad fue un clásico que la virtualidad se enunciara dialécticamente. La realidad aumentada viene a desmentir el dualismo: se trata sólo de una prolongación de la materia.

Sin embargo, todavía no aprendimos a percibirlo. Nuestras figuras retóricas resultan insuficientes. Si la virtualidad es el otro modo de la materia, debemos reaprender a señalar sus diferencias.
¿Recuerdan los mapas escala 1:1 de Borges? Un emperador chino había encargado a sus geógrafos la confección de un mapa de China tamaño natural. Si al fin de cuentas sus ingenieros habían construido la extendida muralla ¿por qué no desarrollar un mapa que cubra todo el imperio?

La realidad aumentada es ese mapa (y valga el oxímoron) en tamaño pocket. El 1:1 cabe en tu bolsillo.

Que unos elementos sean aún señalados como reales y otros como virtuales es sólo una convención de diseño. De hecho, ya no vivimos del mismo modo nuestro entorno porque pertenecemos al espacio de otra manera. La realidad aumentada es el vértice por el cual las culturas anfibias comienzan a desaparecer.
¿Dos entonos o uno?
Paul Klee lo señaló hace mucho tiempo: lo que vemos por un microscopio ¿es figurativo o abstracto?

El mundo tiene el aspecto que le permitas darle.

Dije que se trata sólo de una convención de diseño.
Tanto es así que hasta se señala una y otra vez la importancia del logo.

Las costuras del ciberespacio comienzan a evaporarse, lentamente.
Y en este cambio de estado las estéticas siguen resultando capitales.

Lo cierto es que aún la vivenciamos como algo que se sobreagrega a nuestra visión. Nuestros anteojos también se sobreagregan a nuestra visión ¿qué comienza a suceder con el término abstracto? La narrativa visual viene señalándolo, definiendo sus avances. En Avatar, la película de Cameron, los avatares no son representaciones gráficas, no interactúan en otro espacio; sin embargo, preservan su ubicuidad.

Napoleón Baroque, en el mejor estilo Augusto Monterroso:

Estás en un bar, con tu laptop.
Rodeada de gente. Salen de sus trabajos, tienen caras fatigadas.
Pero tú no estás allí, con ellos.
No.
He venido a buscarte.
A rescatarte y a llevarte a otro planeta.
Y nos fugamos en esa nave.


El dinosaurio siempre estará ahí, de todos modos.

Habitar el ciberespacio sigue siendo un problema de concepto. En Snow Crash, e incluso antes, en Neuromancer, las incursiones siempre fueron básicamente sucesivas. También en Matrix (entrabas y salías).
El problema sigue siendo el cuerpo. Las formas en que pensamos el cuerpo.
¿Y cuando ya no sea necesaria la simultaneidad?
¿Cuándo ya no sea una información extra la que se agrega a lo real?

Por el momento, la realidad aumentada funciona como una suerte de nota al pie de página a nuestras percepciones. Como siempre, la que manda sigue siendo nuestra percepción educada (adaptada) por siglos.

Me gusta mucho la foto de todos los GPS sobre el parabrisas. Nos recuerda, como venía diciendo, que son las estéticas las que siguen asaltándonos y modelando la mutación. Cada GPS no es más que un cuadro, una pintura digital de esta situación.
Las actualizaciones de Wikipedia citan dos ejemplos de juegos con realidad aumentada: "Can You See Me Now?", de Blast Theory y ARQuake Project.
¿En qué nos estamos entrenando?
El sistema operativo de la realidad sólo necesita tiempo de aclimatación. A Don Quijote le hubiera encantado, seguramente, el ARQuake Project.

Llegará el momento, presuntamente, en el cual la realidad aumentada derrame en realidad desbordada. ¿Perdemos el mundo físico? Al revés: lo navegamos de otra forma. Reaprendemos a concebir lo que llamamos real.
O al menos algunos de sus límites.

¿Y si Steve Austin, el astronauta biónico de los seis millones de dólares hubiera tenido GPS en sus ojos electrónicos?
Algún día sufriremos su perdida tanto como un miope sufre el extravío de sus anteojos.
Por lo pronto, los lentes de contacto con realidad aumentada ya están en marcha.