¿Existiría Internet sin las tantas metáforas que lo sostienen?
Estos últimos días me colgué con la visión de Terence McKenna y la cultura entendida como un sistema operativo (vean este video, no se lo pierdan): la cultura como una droga que sólo se limpia con otra droga (ritual).
Drogas-paisaje que reformatean nuestros sentidos.
Otra manera de pertenecer al planeta y sus fronteras.
El tempranísimo Internet Dreams –Arquetipos, mitos y metáforas- de Mark Stefik ya nos zambullía en este mapa.
Adeudamos una metaforología (Blumenberg) de la web.
En los últimos quince años cada vez más y progresivamente utilizamos figuras vinculadas a la cultura software al modo de ejemplos didácticos (los recursos digitales como generadores de una lingua franca, de un glosario internacional del que nos servimos cada vez más como valores simbólicos de intercambio).
Otros van más allá y observan en este imaginario una epistemología, una cultura-ram.
Lo cierto es que somos hablados por las lenguas del software.
Somos pensados por ellas.
Somos ni más ni menos que su interferencia.
Su producción.
Michel Serres: “El ambiente tecnológico ha privilegiado, hasta nuestros días, los objetos destinados a la producción. Sentida, en el dolor de la necesidad y la solicitud indefinida del deseo; vivida en la exigencia de conservación y de perpetuación de la vida; experimentada, en todos los órdenes de la praxis; hablada, pensada, reflejada –del poema a la receta, del rito al método, del acto perceptivo al sistema filosófico-; sentida, vivida, experimentada, reflejada como un problema .” (La interferencia monádica).
Conocemos de sobremanera las constantes mareas de reapropiación semántica, los flujos dispersivos (Steve Jobs rebosante de psicodelia, Second Life reelaborando una novela de Neal Stephenson, Thimoty Leary observando a Silicon Valley como la novísima Katmandú, la teoría de los medios cautiva de las elucubraciones circundantes a la web 2.0) que proponen como saldo mucho más que un vocabulario: una sensibilidad, una explosión de sensaciones, un sentido del mundo, una cosmovisión (la cultura web como welstanchauung).
Otros dirán: la más poderosa ideología.
¿Qué determina su “detrás”?
Podrá parecer provocativo, pero realmente creo que el arte contemporáneo pone en órbita muchísimos más recursos que ninguna otra disciplina para indagar en esta ¿nueva? línea de conocimiento, en sus abismos sintéticos, en su autogenerada meteorología. Digo arte contemporáneo y también me refiero a la teoría sin la cual éste no existiría.
Detengámonos un minuto ¿realmente entenderíamos el mundo en el que vivimos –nuestra contemporaneidad- sin la retórica con que la web nos invade día a día?
Ya: otro vocabulario histórico, entre tantos.
Pero acaso ¿las ciencias sociales no siguen demasiado embelezadas con sus propios ejes, con el incesante testeo de la eficacia de sus metodologías sin atender lo suficiente a la expansión de este imaginario, a sus zonas más oscuras?
Al fin de cuentas ¿dónde comienza y hasta dónde se expande el trabajo de campo en la cultura web? ¿Cuáles son sus núcleos? ¿De qué modo se construyen sus enlaces? ¿Cómo escapar de los campos magnéticos de los discursos imperantes? ¿Cómo se constituye el tan cacareado léxico en cuestión?
En este punto las prácticas artísticas lo tienen todo para expandirse.
(Atención y dejémoslo claro de una vez: jamás podrían limitarse al espectro semántico de la mitografía web. Así y todo, la extensión ofrecida no resulta para nada menor).
Ahora bien: si es cierto que caemos en cuenta de la importancia de una tecnología cuando esta falla y el funcionamiento de nuestra cotidianeidad se altera (un par de días sin la red para algunos redunda en paraíso y para otros en una de las mayores catástrofes pensables) ¿no es precisamente el imaginario web y sus recursos –sus metáforas- los que reorganizan el desequilibrio de energías en el corazón de cada cultura? ¿No es precisamente esta zona alterada uno de los botines más potentes de la cotidianeidad?
miércoles, 25 de noviembre de 2009
La cultura es tu sistema operativo ¿y qué?
Publicado por rafael cippolini en 8:45:00 a. m.
Etiquetas: aliens terráqueos, anfibiología, estética(s) del sentido, exploraciones, fantastico freak, históricas, Paisaje e Ideología, Software tribal, tiempo virtual