¿Un software tribal? Bueno, tampoco exageremos. Más exactamente se trata de un uso tribal del software. Al fin de cuentas, toda la vulgata de la web 2.0 sobreextendió un tipo de gadget low tech que refuerza ese aura primitiva que Michel Maffesoli descubrió en muchas formas de sociabilidad posmodernas. Ya sabemos, el tiempo de tribus que transitamos, estetiza y arquetipiza la información digital desde rituales de baja tecnología que se reinventan incesantemente en una suerte de electrónica callejera, donde la violencia es información que circula en soportes populares.
Como en Waterworld o en Neuromancer, las tribus urbanas ya son anfibias: transitan generando vasos comunicantes entre lo físico y lo virtual.
Es que Matrix ya está aquí, distribuido de otra forma. Una parte sucede en internet, otra en las calles.
Domingo 9 de marzo. En el diario Perfil leemos: Tribus. La guerra virtual entre los floggers pasó a la vida real. Y luego: Los chicos que se hacen amigos por fotolog son cada vez más, pero ahora están en pie de guerra. Se enfrentan en el Abasto dos bandas (chetos versus cabezas) y anuncian seguir con la disputa este miércoles. Psicólogos y sociólogos opinan que las tribus sirven, pero no las burbujas. Una tendencia que va más allá del mundo adolescente. (La nota es de Daniela Pasik). La violencia de las bandas juveniles siempre estuvo estetizada, de The Blackboard Jungle (Semilla de Maldad) a Clockwork Orange (La Naranja Mecánica), de Rumble Fish (La Ley de la Calle) a Gangs of New York (Pandillas de Nueva York). Pero esta vez los rituales toman otra forma.
Así como nos narra como un grupo de adolescentes ataca a un tercero indefenso para filmar la agresión (posiblemente con un celular) y subirla de inmediato a You Tube, Franco Berardi (Bifo) nos dice en Generación Post-Alfa:
“La nueva forma productiva se funda sobre un principio tecnológico que sustituye a la totalización por recombinación. Informática y biogenética –las dos innovaciones tecnológicas de fines del siglo XX- están fundadas sobre un principio de recombinación: unidades capaces de multiplicarse, proliferar, recombinarse que se sustraen a la totalización. El plano de consistencia de la informática es un plano infinito, no totalizable, proliferante. Un nuevo signo puede cambiar el significado de todo el cuadro. Puede recombinarlo”.
Pero no sólo sucede en la guerra, sino en el amor. Mismo domingo. En Página 12 nos detenemos en otra nota (de Luis Paz) que se titula: De levante con el fotolog. Los adolescentes que usan su sitio personal para conseguir sexo.
¿El amor en tiempos de fotolog? Clara de Ramos Mejía (23 años) dice:
“Limita el margen de error de toparse con alguien que no sirve, un miedo muy común en nosotras, porque concurrir a su fotolog es como conocerlo de antemano. (…) Aprendés a leer a una persona a través de sus gustos, sus fotos y por los textos que sube. Pero apoyás eso con charlas por MSN, mensajes de texto y fotos compartidas. Chateo un mes antes de decidir estar con un flogger”.
Todos estos protocolos digitales segmentan la identidad en diferentes unidades de información. Maffesoli afirma que la tribalidad urbana tiene un blanco preciso: la lógica del principio de identidad moderno. Ya no más lo múltiple en uno. Ya no más ideas únicas. Menos todavía la Realidad Monarca (para usar la inquietante expresión de Marcelo Cohen).
Y es que cada tribu tiene una forma de editar sus percepciones. Es más: se distinguen entre sí precisamente en estas elecciones de edición de sus rituales electrónicos estetizados.
Como contracara del sionismo virtual de los noventa (que sigue expandiéndose en Second Life en otras formas de ritualidad y distintos mitos en los que me detendré en próximos posteos), la idea de “lo nuevo” se pervierte día a día en las tribus anfibias.
Ya no se trata del sueño informático de los perfectos mundos virtuales, de la utopía virtual. Ni siquiera de su contracara distópica, las pesadillas tecnófobas. Por el contrario, se trata de surfear y aprovechar los errores de ese sueño.
Lo nuevo ni siquiera sobrevive en las prácticas artísticas más contemporáneas que incluso sin proponérselo redireccionan los rituales de las tribus anfibias experimentando en la edición de lo privado expandido. Pienso en la muestra Fotolog e Intimidad (Hernán Blinder), en Galaxia Ránking (Esteban de Alzaa), en Convi (De Alzaa-Heller), Poxipics (Estol), en el encantador blog de Adriana Minoliti, en Mecto (Amaral-Bellmann), en proyectos colectivos como Compartiendo el Capital o en Terraza, por citar sólo algunos pocos de los muchos talleres on line (o sus derivados) a partir de los cuales muchos artistas jóvenes desbordan sus porfolios investigando en las fronteras entre lo físico y lo virtual, en la interacción dinámica entre la tecnología digital y los artesanados analógicos.
V_O_Z: Yo por mi parte soy adicto a las realidades compartidas o como un escrito puede meterse en el imaginario de alguien que tengo muy cerca o que se me acerca a través de fotolog, o que yo me acerco a través de fotolog. De a poco me doy cuenta que los textos tienen una autonomía inimaginable. Yo le re agradezco a esta comunidad porque es la que contextualiza mi forma de pensar y actuar junto y para otras personas. No creo que fotolog sea una finalidad en si misma, hoy mas que nunca la siento como una plataforma hacia el dialogo y la tolerancia que misteriosamente funciona como imán de los seres mas entusiastas que jamás podría haberme imaginado tenerlos tan cerca, yo tan joven y ávido de interés pensando y haciendo obras junto a artistas y pensadores mucho mas curtidos que yo. Hoy chateando con otro amigo nos preguntábamos que uso le daban al fotolog los adolescentes. Nos parecía algo casi indescifrable .Yo solo puedo decir que internet va a ser parte de nuestras vidas por mucho tiempo y que si jugamos cada vez mas a ser adolescentes aquí dentro es porque estamos ensayando otra forma de ser artistas, un genero de artista que sea mucho mas flexible y accesible a cualquier persona, generar nuevas técnicas de comunicación junto a las otras que avala la historia.
La frase del título es una cita de Roberto Pettinato que se complementa con ésta:
“Le ponen a su celular el sonido de un teléfono antiguo como si quisieran decirle al mundo que ellos siguen odiando la tecnología.”
sábado, 15 de marzo de 2008
Cuando te levantás te preguntan ¿dormiste bien? No -le contestás-. Cometí algunos errores
Publicado por rafael cippolini en 9:28:00 p. m.
Etiquetas: comunidades virtuales, cybergéneros, exploraciones, inconsciente informático, mitologías, rechequeando identidades, Software tribal, tecnofobia(s)