sábado, 6 de septiembre de 2008

Aún más salvaje Tsunami Remix

Si algo tuviera que ocupar hoy el sitio vacante de las vanguardias ¿qué sería? ¿Una elite de tipos que crearan un software revolucionario? ¿Un grupo minoritario que pudiera chequearlo antes que nadie imponiéndolo en la red?

Si hace un siglo atrás los vanguardistas de entonces se propusieron transformar la vida y las condiciones artísticas que el mundo conocía ¿no se continúa, de alguna forma, este anhelo en la irrupción progresiva y veloz de la web en nuestra cotidianeidad y en la mutación consecuente de tantos de nuestros hábitos?

Tiendo a creer que quienes detenten un sitio semejante al de aquellos vanguardistas históricos seguirán siendo esos que logren buenas batallas en la resemantización de contextos cada vez más múltiples y diferenciales. Porque una de las grandes guerras culturales seguramente será, siguiendo el juego de palabras, la resemantización de la web semántica. ¿Querés cambiar el mundo? Transformá una vez más los sentidos de la web.

Tim Berners-Lee: “En la próxima generación veremos grandes adelantos sobre el conocimiento del cerebro. Es tan excitante, la unión del rompecabezas genético de una persona para entender cómo se formó y cómo funciona. Pero no sólo son avances técnicos, sino que habrá cambios sociales basados en la tecnología. Cuando empezó Wikipedia, todo el mundo quería editar entradas. Ahora la comunidad Wikipedia busca construir una forma de autogobierno; una que le garantice más poder a unos que a otros. Ellos experimentan con varios modelos de decisión colectiva acerca de lo que es correcto”.

Esas guerras de poder se disparan en todas las direcciones y van generando sus pequeñas leyendas y cruzadas. Y en consecuencia, sus proliferantes mitologías.

“Cada generación crea nuevos rituales”, dice D. A. Therrien, esa suerte de Bataille cibernético citado por Mark Dery. “Verdaderamente no hay ninguna diferencia entre creer en varios dioses y creer en varias tecnologías”. Si en la concepción de Roland Barthes un mito es un habla, un modo de significación, una forma, la web viene desplegando y contagiando nuevos imaginarios cuyas consecuencias aún desconocemos, pero que por lo pronto actúan como un tsunami que viene arrasando con todas las seguridades que garantizaban los géneros como sistemas normativos.

A su modo, cada género es una suerte de fijador narrativo, un barniz que vuelve más estáticos los códigos de percepción. Estamos atravesados por los géneros, que siguen estructurando nuestras narrativas de forma inconsciente.

Cecilia Pavón señalaba y describía hace un tiempo cómo la música y cultura pop fueron fagocitadas por la web ¿no sucede lo mismo con lo poco que quedaba del carácter vanguardista? Los límites se vuelven cada vez más difusos. Los géneros aún siguen funcionando, pero de tan mutados cada vez es más difícil reconocerlos sin tentar a la nostalgia. El tsunami remixa todo a su paso, linkea dominios culturales que la división de saberes en la que fuimos educados jamás hubiera siquiera sospechado.

Es claro, la web no crea usuarios uniformes y globalizados sino miles y miles de tribus: la blogósfera y la galaxia-ritualidad fotolog dan cuenta de esto. Los 175.000 blogs que se crean por día según Technorati no son más que cúmulos tribales que trafican su economía de siempre remixados ritos.

Así es: cada una de estas tribus remixa su entorno analógico a partir de una práctica que comienza en la web desarrollando ambientes cada vez más anfibios. Cada tribu despliega una forma de utilizar culturalmente el software.

Se trata, por supuesto, de tribus infoxicadas. Jamás en ninguna otra época circuló entre una tribu tanta información. El tsunami de ininterrumpidos remixes va proponiendo otro paisaje, siempre saturado.

Michel Maffesoli: “Empleo expresamente la palabra saturación. Mi diferencia con Baudrillard, por ejemplo, es que para él se trata del fin de la política, como ha habido el fin de Dios o el fin del hombre. Yo prefiero la palabra “saturación” porque lo que me viene a la cabeza es la imagen de una saturación química. En química, cuando un aceite está saturado o el agua, sus distintas moléculas ya no pueden permanecer juntas y, por usura, por fatiga, se produce una separación. Pero esas mismas moléculas van a recomponer otro cuerpo.

La idea de la saturación es ésta: cesa una forma elaborada en los tres siglos anteriores, pero permanece en la piel el problema de vivir juntos. La idea de la saturación viene a demostrar cómo una forma de convivencia deja de valer, la maquinaria ya no funciona y, por tanto, hay que buscar otra forma de socialización. Éste es el problema, saber cuál va a ser este nuevo “estar juntos”. El signo de los tiempos ya no es el futuro, sino el presente, el carpe diem, el “aquí y ahora”. En consecuencia ya no hay esta movilización de derechas o de izquierdas para lograr una sociedad revolucionaria, o conservadora, o reformista. Hace años se trataba de apoyar un proceso orientado hacia el futuro, pero ahora está dirigido a disfrutar del “aquí y ahora”. Aquí es donde hay que encontrar palabras para describir la forma que está tomando la transformación de lo político y ante lo cual yo he propuesto la idea de lo doméstico, lo doméstico en el sentido del domus, la casa, el hacerse cargo de la casa común, el oikos griego. En mi opinión, la sensibilidad ecológica, no los partidos ecologistas, sino la sensibilidad ecológica general, será lo que reemplace a lo político. Es decir, en el fondo se tratará de hacerse cargo de la casa.”

Nadie lo duda, esta es una época definida en una nueva epistemología de contextos: la web extiende sus resignificaciones por fuera del marco digital, avanzando por zonas que hasta no hace mucho eran terreno privativo de lo analógico. Ese paisaje anfibio es hoy nuestro contexto.
Es decir, nuestra nueva casa.

PD: Otros remixes narrativos haciendo click acá.