sábado, 2 de febrero de 2008

Las naturalezas del error

¿Cuándo la naturaleza del error dejó de ser la que era? O preguntándolo de este otro modo ¿cuándo el error comenzó a ser productivo, esto es, a no dejarse de lado?

El error siempre es una convención, es lo que impide que logremos lo esperado y es también la diferencia que nos aleja de lo que esperábamos obtener.

El error, ya sabemos, siempre va atrapando diferentes nombres y dejándolos progresivamente de lado. Por ejemplo, en gran parte del arte el azar se percibía muy habitualmente como cercano al error y por lo tanto debía estar ecualizado. Incluso en plena modernidad, el azar era evaluado como una inminente amenaza de equivocación, y por lo tanto se lo contemplaba según un margen, un quantum. Superado éste, debía ser extirpado. Casi nunca estaba del lado del deseo. Por el contrario, el error, invariablemente cercano a lo fatal y por ende a lo incontrolable, se percibía como un factor de vulnerabilidad. Pero sucede que, en algún momento, la vulnerabilidad también comenzó a mutar de signo.

Gran parte del arte procesual, por ejemplo, desplazó su atención a lo anterior al resultado. Pongamos de ejemplo un heredero del arte procesual, como Ernesto Ballesteros. La obra interesa no tanto por el resultado, que aparece mucho más alivianado de carga y cercano al registro de un procedimiento.
En lo procesual tanto el error como el resultado dejan de entremezclarse con los temores a lo imprevisible para consignar al primero como un elemento más y al segundo como una instancia de valoración limitada.

El número de febrero de la edición argentina de la revista Rolling Stone trae como dossier central una compilación de opiniones sobre la revolución digital y el sinuoso futuro de la industria de la música (y por extensión sobre la total disponibilidad de información en internet, tema que sigo de cerca con respecto a los debates contra, llamémoslo rápidamente así, el Canon Morgado; seguiré refiriéndome al tema). Y, entre otras notas, un texto recordatorio-homenaje de Pablo Strozza sobre un querido amigo recientemente fallecido, Gabo Mannelli, quien fuera bajista de Babasónicos. Strozza cita un fragmento del libro Arrogante Rock, de Roque Casciero, donde leemos a Adrián Dárgelos, cantante y compositor de la banda:

“Cuando estábamos haciéndolo [componiendo la canción Viva Satana!, del álbum Dopadromo] le dije: ‘tengo esto que es muy irregular’. Y Gabo es tan raro que en vez de corregirme mantuvo lo irregular. Como se acordaba de los errores, entonces tenía la capacidad de repetirlos y hacer que empezaran a formar parte del swing”. Algo parecido a lo que viene desarrollando Daevid Allen con University of Errors. Pronto comenzaremos a producir tratados sobre los clásicos del error (y no los errores clásicos). Vaya también otra mención para la Internacional Errorista.

¿Estamos entendiendo al error como una forma de aceptación de intenciones no previstas? Lo cierto es que durante todo el siglo XX el error fue transformándose. Ya hace mucho tiempo que no se trata de generar márgenes para alivianar al error sino de la reutilización de éste como un factor de imprevista potencia. Ahora bien, la bondad del error guarda una relación directa con la premisa inicial. No siempre un error nos salva de una premisa siniestra.

La historia cultural del error atraviesa ahora una era de flexibilidad de sentido: posiblemente sea una brújula (o quizá un atajo) que nos está demostrando que no existe un verdadero laberinto.

Filosofía del error (1).
"Se muestra una visión racional mostrando los errores como aportan al crecimiento y cambio de mentalidad al mostrar que no existe forma de aprender ninguna tarea ni habilidad sin cometer errores."

Filosofía del error (2).
"También se pretende introducir una filosofía del error. Se verá en las siguientes páginas que no solo hay errores de construcción, tanto del objeto a medir como de los instrumentos utilizados para dicho propósito, sino que la medición de una misma pieza con un mismo instrumento realizada por diferentes personas puede tomar distintos valores."


Filosofía del error (3).
Lee Ranaldo: "Buscamos la expresión, no la perfección. La mirada y no la apariencia".
Thurston Moore: "La perfección es la muerte. ¡Qué sentencia tan categórica! Sonic Youth: la perfección es la muerte."