lunes, 26 de marzo de 2007

Aftergeography. Descontrolando el espacio

La geografía es uno de los sistemas clásicos de control del espacio. Sin embargo, hasta no hace mucho, éste vencía en su hegemonía descontrolada: perder el rumbo, disolver la dirección de la marcha aún se atenía a las reglas de la privacidad. La elección de la inubicabilidad no era un privilegio, sino una simple opción. Podías estar en cualquier parte, desconectarte, salirte, invisibilizarte asumiendo riesgos relativamente modestos. Por supuesto, desde la invención del mapa, el concepto territorial cambió demasiadas veces; tanto como el avance de las psicotecnologías y la apabullante reducción de las posibilidades de descontrolar espacialmente. Desterritorializarse se vuelve cada vez más difícil. “Disolviendo las antiguas fronteras, el mundo virtual de la comunicación conquista nuevas tierras: se suma a los desplazamientos y a menudo los sustituye. Las páginas del antiguo atlas de geografía se prolongan en redes que se burlan de las orillas, de las aduanas, de los obstáculos, naturales o históricos, cuya complejidad dibujaban no hace tanto los fieles mapas. (...) Al igual que las ciencias y las técnicas se ocupan más de lo posible que de la realidad, así nuestros transportes y nuestros encuentros, nuestros hábitats se van haciendo más virtuales que reales ¿Podemos morar en estas virtualidades? (Michel Serres). Desde cualquier lugar del mundo y de una forma por demás sencilla (por ejemplo, haciendo click aquí) por medio de un programa como el Google Earth podemos escudriñar cualquier sitio de cualquier lugar del planeta. El espacio se comporta progresivamente más y más dócilmente. Hace años que diversos artistas comenzaron a elaborar hipótesis extremas sobre las praxis de control. Eduardo Kac se insertó un chip en el cuerpo: como el ganado, podemos ser localizados satelitalmente. 0100101110101101.org, por otra parte, generó el Proyecto Vopos: no importa por donde deambules, jamás podremos perderte. El software transformó radicalmente el espacio en información (por supuesto, saben perfectamente que los virus informáticos también desplazan información).
Nuevos teóricos urbanos (no hay más que pensar en el Club de Arquitectura o en m7red) despliegan estrategias de procesamiento interviniendo activamente en la elaboración de distintas formas de habitar.
Pero la información jamás es neutral. “Los sistemas de procesamiento de información, como las PC y los videos, son extensiones de algunas de las propiedades de nuestras mentes. En este sentido pueden llamarse tecnologías de la psique, psicotecnologías. Las psicotecnologías incluyen aparatos de procesamiento de información en vivo y redes públicas y domésticas. El teléfono, la radio, la televisión, los ordenadores y los satélites, por ejemplo. Desde que han modificado las relaciones en el tejido de la sociedad, también han reestructurado o modificado los rasgos psicológicos, especialmente aquellos que dependen de la interacción entre el lenguaje y el organismo humano o entre la mente y la máquina” (Derrick de Kerckhove).
El espacio aparece cada vez mas cautivo de las psicotecnologías, por lo cual no es raro que gradualmente más y más artistas (¿psicotecnoartistas? chequeen la plataforma Convi) nos propongan modelos de cartografías para (como pide Serres) poder morar en estas virtualidades.